Dragon Ball Super: El tema de la mala animación en Japón sale a relucir

Todos estábamos muy contentos porque Dragon Ball Z, la cuarta serie de la franquicia, llegaría a la pantalla chica japonesa, lo que significa que lo podríamos ver subtitulado en línea o esperar un buen tiempo para poder verlo doblado, pero Dragon Ball Super era un hecho.

Los primeros tres capítulos de la serie fueron un poco lentos, pero mostraban una buena calidad de animación (aunque no igual que las películas recientes) y con una trama que estaba por mejorar. Pero en el quinto capítulo, en el que por fin pudimos ver la primer “gran pelea” en la que Goku le pide a Bills, el dios de la destrucción, que le muestre sus poderes, fuimos testigos de una animación realmente terrible, como si hubiera salido de alguna animación flash hecha por un fan que no tuvo mucho tiempo. Pero este capítulo sirvió para resaltar la gran crisis por la que están pasando las casas animadoras en Japón.

Nadie se esperaba que la tan esperada nueva temporada de Dragon Ball fuera a tener este tipo de problemas que hemos estado viendo en los animes últimamente, esto debido a que era el anime más esperado de este año. Pero el problema de la animación en Japón es tan grande que ni esta famosa serie se ha salvado.

Desde el fin de semana que fue trasmitido el capítulo la gente comenzó a quejarse, a hacer memes burlándose de la animación y todo tipo de cosas a las que estamos acostumbrados en internet. Pero media semana después la polémica no ha disminuido, incluso podemos ver los comentarios de Thomas Romain, uno de los pocos extranjeros que trabajan en la animación japonesa, quien nos indica que este problema va mucho más allá de Dragon Ball Super, es un problema en el que toda la industria del anime en Japón está envuelta.

Comencemos por decir que muchos de los trabajados de los animes son freelance, quienes trabajan con un salario sumamente bajo y desde su casa, además las empresas (como Toei Animation) no son grandes.

Por el momento solo hay un gran estudio de animación japonés que puede permitirse tener trabajadores de planta: Studio Gibhli. La mayoría de los estudios ni siquiera logran obtener beneficios de los animes que producen, solo trabajan por el presupuesto que les dan. Para resolver este problema se tendrían que ver mejoradas las condiciones de trabajo de los animadores.

Sin duda alguna el dolor por los problemas de animación es aún más grande para los japoneses, quienes pensaban que en Dragon Ball Super estaría de vuelta Toriyama y su equipo al frente del equipo de animadores.

Esperemos que ahora que gracias a Dragon Ball Super los problemas de animación en el anime han salido a flote más que nunca volviéndose viral, se pueda hacer algo para arreglar este problema y que los fans podamos disfrutar de programas de calidad.